Trovadora de Sueños e ilusiones

sábado, 8 de octubre de 2011

Hoy


A veces yo siento que todo gira en rededor, un poco de consideración. Y creo que a veces se halla el cielo un corazón si antes lavaste el dolor. Pues nada hallas sin prestar a esa estrella... tómame ahora y deja que tu tristeza se queda atrás estamos ahora juntos, se pierdo el miedo. Si estás con el fuego, una flama de realidad. A veces susurro dormida tu nombre en mi voz.

Amor mío


Aun siento tu calor en mi piel, acariciando mis cabellos y besando mis manos. Aún siento tus labios amándome y tu amor abrazándome, tus brazos atrapándome y la vida misma nos encerraba en un momento único, con el arcoíris que se asomaba envidioso ante nuestro amor que es más bello que sus colores. El cielo que se agolpó en una simetría de nubes y sol, tan perfecta, que sus lágrimas no rozaron nuestro corazón. El rocío nos tenía ocultos y la brisa revolvía mis cabellos. El sol brillaba en ti, tan airoso, que cuando ceñiste tu espada a tu espalda se refugió en tus ojos de mieles dulces que dieron el retumbar de mis latidos... uno tras otro nos envolvía el reencuentro, esa necesidad que sólo calla cuando estás conmigo... y que renace más hiriente si no estás. Una espera que languidece peor que espera expectante que dobles una esquina, que abraces mi espalda y que digas "aquí estoy, amor". Esa espera que sólo quiere amarte como amarte te amo yo. Te amo, amor, te amo, te amo. Y aun siento tu calor adormeciéndome en una paz y tranquilidad que tu amor sólo logra... ¡Vida mía! ¿estás bien? ¿has llegado bien? Mi angustia es latente si no me hablas... Exagero, quizás, pero te necesito conmigo, necesito saber si estás contento, que ninguna amargura te apañe los ojos, ni ningún mal ose en tocarte. Sé que no podría hacer más, pero si mi vida pudiese darte en cambio la felicidad que te mereces, pues, allí está. Esta vida es tuya como yo a ti soy tuya. Si puedo darte lo que la vida te debe, te la daré porque la mía misma eres tú. Descansa corazón mío en mis brazos y reposa tu cabeza en mi pecho, respira, reposa, sonríe desde tu verdadera sonrisa y no tengas miedo si el camino se pone adverso. Sabes... que yo estaré al final de él y que nada ni nadie logrará tropezarte porque yo te ayudaré a levantarte. Golondrina mía que ya has hecho tu nido en mí, abre tus alas y vuela fuerte, muy fuerte. El hogar espera por nosotros y el milagro que nos unió sonríe satisfecho de nuestro corazón.
Te amo, vida mía. Cuídate siempre.