Trovadora de Sueños e ilusiones

lunes, 20 de diciembre de 2010

Milagro


Puede que seamos una línea de un firmamento lejano, muy lejano. Pero sé que estás ahí, mi milagro sé que llegara contigo en un eclipse de posibilidades imposibles que se cumplen en mis sueños y en mi realidad más profunda que nos une... Mi milagro.
Mi milagro que nos da la esperanza para abrazarte y estar contigo en dónde estés y en dónde esté. Un milagro que nos bese y nos alenté para conocernos. Un anonimato que hará milagro cuando sonriamos en nuestros ojos, felices de habernos encontrado.
Puede que sea tarde o puede que sea en las nubes, pero mi milagro hará un ocaso para que me puedas alcanzar en un letargo sueño que me mantiene esperándote… Nuestro milagro armonioso de creer en los dos y en un nuevo amanecer.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Poder


Los ojos pueden mirar
y la mirada callar,
el corazón suspirar
y las manos temblar.

La luna puede menguar
y el solsticio brillar,
los cometas resplandecer
y la mañana apagar.

La vida puede triunfar
y la muerte escapar,
el muerte hablar
y el alma dormir.

La cigarra puede trabajar
y el buey descansar,
la sirena embrujar
y la bruja encantar.

Tus labios pueden besarme
y tus manos tocarme,
tu silueta apasionarme
y tu vida inspirarme.

Pero tu alma no puede quererme
ni tus mentiras buscarme,
ni la pasión emocionarte,
ni mi amor enamorarte.



domingo, 14 de noviembre de 2010

Él



Era el hombre de mis sueños
Con su voz y su calor
Me enseñó a amar, también el llorar
Y un día se fue y no volvió
Rompió mi ilusión y mi corazón
La promesa se perdió.

Se marchó, me dejó
Lamentando su adiós
No queda más, estoy muy rota

No puedes hacer nada ya por mí
Todo el amor que hubo
Se lo llevó con él
Sólo hay dolor no quiero darte eso.
Lágrimas de algo que no fue real y yo
No tengo la fe sólo vergüenza.

Tarde sentí que me mentía
Y que no lo quise ver
Y ahora que importa
No tuve mucha suerte

Está bien, está claro
Yo no le importé
Y no hay más de él
Ya es tarde para ti...

No puedes hacer nada ya por mí
Todo el amor que hubo
Se lo llevó con él
Sólo hay dolor no quiero darte eso.
Lágrimas de algo que no fue real y yo
No tengo la fe sólo vergüenza.

Él…

Se marchó, me dejó
Lamentando su adiós
No queda más, estoy muy rota

No puedes hacer nada ya por mí
Todo el amor que hubo
Se lo llevó con él
Sólo hay dolor no quiero darte eso.
Lágrimas de algo que no fue real y yo
No tengo la fe sólo vergüenza.
No puedo ser perfecta para ti
Que está muerta, tú no lo mereces.

Tú…


De la canción Torn de Natilie Imbruglia, traducción por mí ^^

martes, 2 de noviembre de 2010

Llantos profundos



Mi corazón está llorado por fuegos azules que lamen sus faldas a cada lágrima salada de mi alma. ¿Qué hacer si sólo hay piedad para el olvido?, ¿Cómo puedo elaborar un mar lleno de recuerdos intactos de sedas?, y ¿qué he de hacer ahora si la contienda de mis emociones están volcados a las profundidades de tu conciencia?


Reloj


Con las vueltas de un reloj
él llamó a mi corazón.
Fue inconsciente eso vi,
y muy tarde comprendí.

Que los momentos juntos
no son aptos para dos.
No te culpo, no es tu culpa.
No te calles, reconoce
que soy nada para ti.

Sin llantos ni lágrimas,
te dejo para borrar.
Caricias y abrazos
me dejo para guardar.
Los besos y "te quiero"
los dejos para olvidar.

Hasta luego
es hora de despertar...

Con las vueltas de un reloj,
él rompió mi corazón.
Inmaduro de esa vez
y el amor que nunca fue.

Y los recuerdos muertos
aún viven conmigo.
No hay pasión ni ilusión
hay cariño que no basta
para darle un final.


Sin llantos ni lágrimas,
te dejo para borrar.
Caricias y abrazos
me dejo para guardar.
Los besos y "te quiero"
los dejos para olvidar.

Hasta luego
es hora de terminar...





Amarga discusión


Cae la cigarra en la hojarasca,
cae mi dulce pena en llamas,
cae la tristeza del vagabundo,
cae mi ilusión en un segundo.

Yasco con las lágrimas contenidas,
yasco con la desfortuna sufrida,
yasco con la melancolía impasible,
yasco con el alma partible.

Me estremezco en sufridas partes,
me muero en gritos sin alardes,
me marcho en la sinfonía hecha,
me quedo en las llanuras estrechas.

¡Adiós!, si cuenta la mandrágora.
¡Adiós!, si aparezco en la ágora.
!Adiós!, si te saludo en este instante.
¡Adiós!, si me alejo con la paz distante.

Creo en mi sinceridad callada,
creo en mi habitación apartada,
creo en todos los rincones,
creo en el suspiro de los sones.

Mas eso no vale ni ahora ni hoy,
mas eso no importa si yo estoy,
mas eso no crea la realidad mía,
mas eso no convence las ovejas del día.

Pero puede ser preciso el canto,
pero puede ser estricto el encanto,
pero puede ser certera la saeta,
pero puede ser factible la escopeta.

Quizás para otros y no para mí,
quizás para tantos y no para mi reír,
quizás para cuantos y no para los ojos,
quizás para aquellos y no para los del lodo.

Se puede ser mejor si se logra vivir,
se puede ser peor si se da el zaherir,
se puede ser prisión si se congela,
se puede ser esclavo si se bromea.


jueves, 28 de octubre de 2010

Pasión


Mátame en sinfonías de locuras,
piérdeme en una noche sin lunas,
mírame fuera de tus penumbras,
escúchame sin las mentes duras,
y créeme en el sin fin de mis ternuras
que da vida a tus manos desnudas.


Corazón


Déjame reconocer lo que dices, tu voz se está volviendo fuerte pero abstracta. ¿Qué es lo que dices? ¿Qué me intentas decir? Golpeas, golpeas, quieres salir de mí. Me asustas, casi podría decir que no eres parte de mi pecho. Gritas tan fuerte que no logro escucharte... Déjame darte la quietud que tanto queremos, si aún crees en mi alma y en todo lo que concierne a mi más absoluta realidad.

Perdida en ti y en mí



Me tomas sin verme, con esas yagas de emociones
la espiral que se transformó la necesidad del otro
se convirtió de a poco en la certeza prejuiciosa
que ahora nos mantiene unidos sin estarlos realmente.

Me dices tantas cosas que no puedo entender
que si me preguntas sólo tendré a reírme de mí
y de tantas otras cosas que no entiendo hoy ni ayer.
Pero no sé que es lo que buscas en mis ojos...

En ellos yo sólo veo dos charcas opacas de nada
y tú insistes en ver algo más, algo que es desconocido.
A veces me cansas, a veces me dejas sola acompañada
y quizás quiero que estés, y también que no estés.

¿Quién puede entenderme? ¿Acaso tú me entiendes?
Sé que cuesta después de todo, no soy perfecta
te he hecho sufrir y no sé que he de esperar de ti
si yo ya no espero nada de mí, estoy confundida.

Me amas y me adoras pero ¿Te gusto? ¿Me deseas?
Entonces ¿por qué me dejas ir y perderme en abrazos?
Soy una niña pequeña y otros quieren que sea otra
Pero yo quiero ser yo y no me dejan ser yo.

Eres tan especial para mí y nadie lo puede enteder así
Te adoro como persona y, como hombre, no sé...
No siempre eres como eras ayer y ya estás distinto.
Ayúdame a creer que hay algo en el corazón.

Quisiera mirar hacia ese cielo oscuro que está allí,
mirarlo sin pestañear y mantener sus ojos amarillos.
Algunos piensan que no lo lograré ¿y tú?
Sólo llévame a un lugar donde pueda llorar en paz.

Quiero que mi alma ría como todas las demás
que se estremezca con cada roce y beso tuyo.
Pero no haces nada, las palabras no las reemplazan.
Quiero que me hagas con la felicidad que me es esquiva.

Bórrame y dibújame otra vez, hazme como tú quieras
quizás la más tierna, la más erótica, la más madura.
Pero no la que soy ahora, unos restos de lo que era
tan oscuros y cenicientos que ni yo reconozco.

Sólo desearía que encuentres aquello que perdí...
Sí, lo que ya no encuentro y que necesito ¿Qué era?
No lo recuerdo, quizás es tu deber encontrarlo para mí.
Sí... Me gustaría que lo encuentres para que sea feliz.

Y sólo amar


Bajo los cipreses del mar
espero al que me ha de amar,
con su voz en mi oído hablar
y con sus manos mi alma tocar.
Que haga mis heridas sanar
con sus alas hacerme volar,
que quite lo que es de olvidar
y que me dé nubes para bordar
una vida juntos de la mano andar.

Y así, en la más profunda libertad
estemos deseados en felicidad,
esa que te da sólo la humildad
y la belleza de nuestra sinceridad.
Armada de las estrellas de bondad
encumbremos manos a la verdad.
Sonríeme para afrontar la adversidad
y abrázame para mi prosperidad
como las flores de la hilaridad.



domingo, 24 de octubre de 2010

Dime


¿Sabes?
Me estoy enamorando de ti
y no sé cómo puede decir
que tú me gustas.

¿Sabes?
Esto ya no tiene control
será que estoy llena de amor
dame respuestas.

Y en este mundo loco, loco
poco a poco me quita a otro.
Mi corazón roto, roto
codo a codo busca entre todos

Dime que es lo que yo puedo hacer
antes que mañana no te vuelva a ver
si vale la pena que te ame más que ayer
contesta si te importo una vez.

¿Ya ves?
Hablemos de ti y de mí
decidámoslo ahora y aquí.
No me confundas.

¿Ya ves?
No quiero ilusionarme hoy
sólo quiero tu si o un no
Sé ya directo.

Y en este mundo loco, loco
poco a poco me quita a otro.
Mi corazón roto, roto
codo a codo ríe entre todos

Dime que es lo que yo puedo hacer
antes que mañana no te vuelva a ver
si vale la pena que te ame más que ayer
contesta si te importo una vez.

Dime que es lo que yo puedo hacer
antes que mañana no te vuelva a ver
si vale la pena que te ame más que ayer
contesta si te importo una vez.

Sí, te importo como yo te amé...

Pero no quiero respuestas vacías
quiero que seas sincero y digas
que...

Si vale la pena que te ame más que ayer
contesta si te importo una vez.

Si te importo (una vez), si te importo una vez
Si te importo (una vez), si te importo una vez
Si te importo una vez.

Lo bueno de amar es que puedes olvidar




Su reencuentro fue, por así decirlo inesperado. Él, doctor. Ella, paciente. 

Él había sido un hombre perfecto, de buen trabajo, bonito rostro y de buen carácter. Ella sólo lo había querido olvidar. 

La camilla dónde estaba ella era de fierros y sábanas blancas, con un tubo que le salía de la boca y otras tantas máquinas que sonaban ante el menor de sus quejidos. La cama de él era de suaves sábanas y negros maderos, de un reloj que gritaba a las 6 en punto y un aparato que sonaba al menor de las emergencias. 

Ella no sabía que estaba él y, si lo hubiese sabido, no habría querido verlo. Él sabía que estaba ella y, como toda paciente, tendría que poner sus conocimientos en juego si quería seguir trabajando. 

La enfermera venía cada día a verla, sus latidos débiles y dificultosa respiración le hacía pensar que no saldría de aquella camilla. La enfermera venía, después, a verlo con las pruebas y anotaciones de ella. 

Él las veía sin más, como cualquier otro de tantos, en su oficina con sus lentes de reposo con la luz de una lámpara de mesa. Ella se mantenía quieta en una habitación blanca de frías paredes y de tristes cortinas. 

El aparato chilló inquieto y corrió hacia una puerta verde clara. Las máquinas gritaron y ella sonrió en sueños. 

Sus ojos la vieron débil, ojerosa por la pérdida de sangre y, aún así, bella. Pensase lo que pensase ella, él la encontraba bella. 

"Te necesito..." 

Un recuerdo rápido que estaba oculto en su cabezo surgió. Era nítido, grácil y doloroso. Sus manos se movían veloces para poner los tubos de sangre. 

"Te extraño, te recuerdo cada día. Cada abrazo, cada beso" 

"Tus padres... No podemos" 

Los tubos se tiñeron de escarlata mientras subía la sangre. 

"Pero... Yo te amo" 

"Será algo bello que quedará" 

Las ondas de la máquina del corazón piteaban desesperadas. 

"¿Quieres que te olvide? 

"Eso depende de ti" 

La bolsa se vació, pero ella necesitaba más. 

"¿No le ves a esto un futuro?" 

"No" 

Se arremangó la manga y de su brazo blanco le puso otros tubillos que le quitaba la sangre. 

"Entonces, tendré que olvidarte. Adiós" 

"Adiós" 

Los colores de las mejillas de ella volvieron adoptar su sonrosado de adolescente que se le habían borrado al crecer. Él la contemplaba en silencio, debilitado, la veía fusionarse con la artificial luz de la ampolleta. 

La enfermera de práctica, al entrar, corrió desesperada buscando a otra de más experiencia. Él sólo veía a la paciente, su corazón dio un salto. 

A los pocos días ella se fue de alta con muletas. El accidente sólo le había afectado en parte a su corazón, en parte a sus piernas. La paciente nunca supo quién fue el que le salvo la vida, el doctor que la recibió a su despertar nunca lo había visto y se había hecho la idea de aceptar la cita del hombre que charlaba a su lado. Él la veía irse, feliz con otro y feliz de volver a su vida. 

Ella ya se había olvidado de él.






lunes, 4 de octubre de 2010

Sincera mentirosa verdad


Sonetos de muerte, sonetos de injuria 
creciente latente estrella del amanecer
pasa veloz con lentitudes de segundos.
Paliativas son las esperas tuertas
que esperan todos menos a mí misma.
Soledad es mi sola palabra del alma
que golpea mis sienes cuando me tumbo
en la conciencia imaginativa estridente
de la sincera mentirosa verdad.

Fulmino el recuerdo hiriente del olvidar
pero dejo el que me estrecha en balde.
Razones pequeñas que no dan basto
a las manos rabiosas que escriben y aúllan
discusiones a los ojos tiesos, apagados.
Perdón, sí es algo lejano y embustero
pues es fácil sentirlo, pero difícil decirlo
a las orejas cerradas que no saben el mar.
Si suspiro es porque es aire que ya no tengo
y de que su morada pulmonar se escapan
a un lugar que ya no alcanzo a llegar
ni con naves, ni con aviones, ni con trenes,
ni con las lunas llenas, ni con mi espíritu
que es impaciente y libre, incomprendido
en su pensar, pesar, crear, tentar, estar
de la sincera mentirosa verdad.

En toda la materia que compone
el mundo en sus bocas azules hambrientas,
oscuras en sus caries de lengua escamosa,
plateada ante la luz de la Dama de la Noche
y verde ante la mirada del Señor del Día.
Pequeñita estoy, saltando en estrella por estrella.
Cuido de no caerme, pero hay algunas rocas
que son resbaladizas y cenicientas de frías riñas
de la sincera mentirosa verdad.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuarto de reconciliación



  Estoy sumida en ese cuarto de reconciliación que dispone mis lágrimas en montoncitos de heridas que el tiempo piensa derribar. Mis manos se encrespan como papeles que quieren ser escritos y mi alma tiembla impaciente ante la llegada de lo que espera aún, indecisa si realmente quiere que llegue.

  Mis lamentos rebotan entre sus esquinas, cada uno, trayendo una tranquilidad ilusoria. La realidad de mis sueños se manifiesta ante mí, alejándose y acercándose, cada vez con más fuerza. La nitidez de la reconciliación abraza mi inquietud... No sé si realmente quiero que llegue.

  Llegar es la palabra clave, Volar es el motor de mis pies, Descansar es lo que se escapa, y 
Árbol es donde quiero estar. 

  Si llegase, prefiero que sea allí. Las heridas son más limpias si es allí, en el claro de a la sombra de los grandes. Quisiera tumbarme en tu calor y derramar las últimas lágrimas...

  Pero tendría que llegar, otra vez, y eso también es doloroso. Duele, duele y aquello no lo sabe, sólo llega.

  Aunque igual quisiera estar con tu calor que me haga latir una vez más, que me haga resplandecer y reír con la bella vida de mis sentidos.

  Si es tu calor... Pues, entonces, ansío su llegada. Que nuble mi razón e hinche mi pecho, que haga la vida en mi corazón marchito. Que me haga ser feliz contigo y conmigo.
  
Que me haga amar otra vez.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Pequeños monstruos



  Mis pequeños monstruos de lengua parlante y anchas manos. Me acompañan en mi mente y en mi mochila, escondiéndose entre las parrillas de las mesas y viéndome con sus ojos brillantes y apagados en los estantes de memorias detenidas en el tiempo. Ocupados en esperar manos ansiosas que los acaricien, y que ansiosos ojos busquen una prueba en sus palabras. Sonríen cuando son abiertos, empapados de la luminosidad del día.

 Mis pequeños monstruos que yacen tranquilos con el polvo, me susurran cosas que son abstractas en las cajas con enchufe. Tan frágiles en la furia roja y tan fuertes en la idea real. Son imitados y clonados, pasando por cada alma curiosa, con esas hojas con números. Algunos les salen canas y otros se mantienen jóvenes, manteniendo su memoria intacta a diferencia de la mía que se pierde con cada hora de pestañeo.

  Mis pequeños monstruos que ya están siendo puestos en los estantes podridos. Saben que su voz será cambiada por las imágenes y que su sombra será borrada de los ocasos. Pero, mientras tanto, me siguen cuando los busco, y me llaman cuando medito. Si pudiésemos hacer un collage lleno de color, yo haría un salón lleno de mis pequeños monstruos.
  

Amiga mía



Deja que la paz gobierne tu ser
libéralo de todo las magullaras
de rencores que han espantado
de alegría de tu sonreír.

Aléjalos y ríe, ríe muy alto
que no volverán a herirte
que tú serás más fuerte
y más viva de creer en ti
y en todo lo que puedes hacer.

Que serán sólo recuerdos
que el cariño atesorará como tal
que te harán feliz en retornos
de tu memoria al pasado
que ahora lloras amargamente,
desolada y desorientada.

Déjalos fluir, que se vayan
pues no deben volver en ti
ni muchos interferir
en la felicidad que tendrás
y que está muy dentro de tí
esperando ansiosa tu abrazo
para darle la bienvenida.

Quítate esas lágrimas tristes
que provocaron labios insensatos,
tíralas y deja entrar el verdadero amor
el amor que sólo tú sabes
ése amor que espera paciente
a que tú lo guardes dentro
y que no lo dejes ir
pues él no será irá de ti.

Disfruta y disfruta tu alma
lo bella que es y que nos une
pues la verdadera quien eres
es tan pura y magnifica
que muchas envidias de soslayo
te intentaran opacar y degradar
como la bella flor deshojada
pisoteada por ruedas
y arrancada por la lluvia nublada.

Vamos, piensa en lo venidero
que es creer en tu persona
y confiar en tu corazón.
Vamos, yo te tiendo la mano
para que sigas tu camino
a pesar de todas las piedras
que te causen tropiezos
de las que sé que saldrás airosa
pues quien sufre y pierde
es feliz y gana más de lo que deja.  


El ángel y la elfo


Era un ángel de fina mirada, de una bella sonrisa y de cabellos largos castaños. Hablaba con una elfa de tibios ojos, de fino canto y ondulado cabello rubio. Hablaban de los hombres, mortales de frágiles recuerdos. Aquellos que olvidaron ya a la elfa y que pronto olvidarían al ángel. 

   La primera era amada y respetada por aquellos. Cada vez que la veían contando cuentos a los nacidos, que se convertían, después, en grandes trovadores y caballeros.

  El segundo era adorado y apreciado por aquellos. Cada vez que aparecía en los sueños de los elegidos por su Señor, que se hacían, después, en estoicos profetas y reyes.

  La elfa le gustaba caminar por los bosques, cantándole a las flores y a la dicha de aquellos que la habían olvidado con sus metales y horarios.

  El ángel le encantaba volar por los cielos, alabándole a Dios y a la felicidad de aquellos que estaban pronto por olvidarle con sus misiles y leyes.

  Ambos intentaban llegar a una conclusión que les diese un poco de tranquilidad después de todos esos años que han visto como aquellos se desvarían por llegar a un acuerdo entre sus pieles y biblias, sus fronteras y comida.

  Sonrieron ambos cuando el sol declinó. Habían acordado un acuerdo que los alegró.

  Ella iría por las cunas y volvería cantarles a los nacidos los cuentos de sus antepasados y poesías de esperanza.

 Él iría por los sueños y volvería a susurrarles a los elegidos las palabras de confianza y fe y sabiduría de su Señor.

 La elfa cantó una nota de júbilo y una flor nació de sus manos y se la enseñó al ángel.

 El ángel posó sus manos contento y un pajarito pequeño se posó entre los pétalos de la flor de la elfa.

 Los dos la posaron en el suelo y le dieron sus bendiciones. Para cuando se fueron, un manto florido inundó las hojas de los poetas y el valor de los luchadores de la realidad. Y grandes alas elevaron las palabras de los creyentes y a la razón de los líderes de pasos grandes.