Trovadora de Sueños e ilusiones

jueves, 30 de septiembre de 2010

Cuarto de reconciliación



  Estoy sumida en ese cuarto de reconciliación que dispone mis lágrimas en montoncitos de heridas que el tiempo piensa derribar. Mis manos se encrespan como papeles que quieren ser escritos y mi alma tiembla impaciente ante la llegada de lo que espera aún, indecisa si realmente quiere que llegue.

  Mis lamentos rebotan entre sus esquinas, cada uno, trayendo una tranquilidad ilusoria. La realidad de mis sueños se manifiesta ante mí, alejándose y acercándose, cada vez con más fuerza. La nitidez de la reconciliación abraza mi inquietud... No sé si realmente quiero que llegue.

  Llegar es la palabra clave, Volar es el motor de mis pies, Descansar es lo que se escapa, y 
Árbol es donde quiero estar. 

  Si llegase, prefiero que sea allí. Las heridas son más limpias si es allí, en el claro de a la sombra de los grandes. Quisiera tumbarme en tu calor y derramar las últimas lágrimas...

  Pero tendría que llegar, otra vez, y eso también es doloroso. Duele, duele y aquello no lo sabe, sólo llega.

  Aunque igual quisiera estar con tu calor que me haga latir una vez más, que me haga resplandecer y reír con la bella vida de mis sentidos.

  Si es tu calor... Pues, entonces, ansío su llegada. Que nuble mi razón e hinche mi pecho, que haga la vida en mi corazón marchito. Que me haga ser feliz contigo y conmigo.
  
Que me haga amar otra vez.


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