Razones mitigadas por el pudor, esa realidad que fustiga tus sensaciones una por una por una, despacio e infatigable. Se lleva la vida y restriega la aspereza en tus ojos con una caricatura de guitarras y azucaradas mieles de zapatos rotos llenos de agua. Ese, pues, lo que conlleva turismo de puerta en puerta como el cigarro de boca en boca y la luna de grandes ojos amarilla de tanto comerse las uñas. La situación que trastorna la merienda y que atrae a la corazonada de que si la verdad es real o la mentira sería más cretina. Mi credo es, simplemente, sonsacar un recuerdo que me haga reposar...
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