Trovadora de Sueños e ilusiones

lunes, 30 de agosto de 2010

Dana y Kay



Una vez vi un dragón surcando los cielos
era dorado y de ojos verdes bellos,
sus alas membranosas se desplegaban
como si nadase en un cielo de brasas.

En su lomo cabalgaba una doncella
de rostro grácil y de melena negra
llevaba una túnica blanca y una sonrisa,
aferrando su alma en una premisa.

Le habían dicho que podía
volver el cuerpo a su alegría
un amor que la vida mortal
se había encargado de separar.

Mas, el dragón sospechaba
lo que ella ya tramaba
e intentando disuadirla
cayó al sueño en seguida.

Dejando todo remordimiento
fue en busca de su consuelo,
consiguiendo el agua de la vida
y la piedra filosofal perdida.

Ya para conseguir su cometido
faltaba la muerte de lo prohibido
un ave fénix de plumaje rojo
y conseguir su sangre un poco.

Para cuando se dio cuenta
había soltado su presa
no fue capaz de hacer tal acto
de matar a un ser tan manso.

En torno suyo hubo enfrentamientos
del cual su cuerpo no salió ileso.
Apenas despierta en su razón
creyó ver huir la fe en su corazón.

Pero su alma, puerta del limbo,
debía seguir a lo que vino
y montando otra vez su dragón
llegó a lo que sería su adiós.

Cerró sus ojos y su alma
y libró su lucha acabada.
Para cuando vio otra vez
veía lo que no pudo creer.

Se hallaba viva y muerta
pues eso era su tibieza,
no era cuerpo sino esencia
quien estaba en su presencia.

Un abrazo fue suficiente
para decidir su suerte
ya era hora de emprender
lo que faltaba para volver.

Se despidió de todos ellos
con una sonrisa en pleno vuelo.
Cerró sus ojos ya sin abrir
porque llegó su hora de partir.

Había decidido lo impensable:
que acabasen sus tristes males.
y emprendió el camino eterno
de la mano de su amado sueño.






Poema dedicado a Dana y Kay, personajes de Las Crónicas de la Torre de Laura Gallego García.

No hay comentarios:

Publicar un comentario